miércoles, 9 de julio de 2008

una tarde de verano

y recuerda aquel día como si fuera ayer. todo pasó en un abrir y cerrar de ojos, aunque cuando volvió a abrirlos se le quedaron así para siempre. el perfume del cigarrillo se alojó para siempre en sus fosas nasales. la imagen de un pececillo amarillo cruzando la pantalla de la computadora se fijó a su retina cual inverosímil estatua viviente. sus dedos se fijaron al teclado y sus piernas cruzadas bajo el escritorio se endurecieron hasta sentir que reventaba, sin llegar a reventar claro.
dijo, o mejor dicho, pensó: algún día esto se acabará y seré libre al fin. mas nunca nadie notó ese pequeño problemita que tenía: que no podía moverse. y su vida empezó a transcurrir de esa manera: dormir y vivir en la misma difícil y estúpida posición. empezaba a envejecer y sus manos ya tenían llagas, su sudor ya había marcado surcos en su piel, por dónde deslizarse desde su frente hasta su cuello y luego hasta el ombligo.
no sabía si podría soportar el momento de liberarse de esa maldita cadena invisible que lo tenía atado a ese lugar. esperaba con ansias dicho momento pero no llegaba nunca, o por lo menos, se estaba tardando en llegar.
al fin su madre lo llamó por su nombre completo y su hermana que era tres años y medio menor que él, refunfuño y pataleó en la cocina frente a su madre, el embrujo había sido roto tras la pronunciación completa del nombre de su hermano... Jorgito

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias viejo. Libros de Kapuchino, dificil que hall[es acá, a no ser que te vayas al Ateneo y encargués ahí. En realidad el blog al que le tiro bola es al galeón..los otros son mis despreciaditos, pero mas o menos medio digamos queridos jeje. Un gran abrazo fraterno.
Antanas Drake

Marco Zárate dijo...

Matías...
antropofagia????
noooo
muy bizarro...
slds