viernes, 18 de julio de 2008

fuego del ombligo para abajo y de los ojos para arriba...

seguía volando aún cuando en el horizonte se dibujaba una luna,
estrecha, menguante, tranquila... brillante.
acaso era un oasis, acaso era un abismo.

la duda derrotó al miedo,
y el sol se le acercó al ojo.
miraba quieto sin querer.

nunca nadie pudo huir del destino.

volaba y era de noche,
sus alas empezaba a escarcharse con el frío,
de las nubes y las estrellas azules

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yacemos desdibujados bajo la misma luna y las mismas estrellas....

Luna dijo...

Era un oasis...con un abismo al final..solo que nadie puede darse cuenta de ello...cuando la luna esta en menguante. Porque nadie puede puede huir del destino.