miércoles, 16 de julio de 2008

Historia sobre una duna

Viene volando su señora, la ve desde lejos, ella pasa, mira y no se detiene. Después sigue de largo él, cansado de haber esperado, afanado porque pase ella de nuevo. No puede contra la guerra, ella si, como una hoja de afeitar corta lo que toca, a el lo cortó hasta que se cansó, ella se alegraba y él se reía. Ambos lloraron su tristeza y se alegraban de hacerlo, su dudosa procedencia empezaba a ser más indiferente, ellos no la miraban más, estaban cansados de su altanería, no preguntaron más.
Un día descubrieron agujeros en sus cuerpos y no preguntaron como se curaban, preguntaron con que se rellenaban. Ella sufre la boca de él cuando cambia sus palabras en una canción de agua y ternura. El sufre la boca de ella cuando cambia sus pensamientos en una dulce melodía de lecturas leídas entre unos matorrales. Ahora el sigue esperando, fascinado de ella que pase sus vellos por su boca y mire un poco al cielo, ninguno se durmió, ella sigue volando y el piensa no más, en cuantos días le sobran porque ahora ya la conoció.

Cambió la historia: ahora sus dedos son para tocar y ya no para jugar a la colecta de hojitas.

(escrito el 11 de agosto de 2007)

3 comentarios:

Luna dijo...

Las historias siempre cambian, asi como los juegos, asi como los sueños...se transforman...crecen....

Ya no se debe preguntar mas...
los silencios, son la mejor respuesta para descubrir lo nuevo...

Albanella dijo...

Me encantó. Imagine una historia de dos bocas nada más, en diferentes ajetreos y vaivenes. Sólo sus labios se hicieron presentes.

Seguiré sumergiendome en tus letras :)

Saludos!!

Mr. Cotton!! dijo...

:X...
gracias... vigilalas de cerca, xq a veces se escapan....