tiempos difíciles

Clara, sentida, libre cae solitaria por las fisuras de su piel, una sola lágrima salada de un océano helado e insensible.
Ella extraña la fisonomía de una caricia,
él, el abrazo de un beso.
Recuerdan impuros, innecesariamente impuros.
Aquellas tardes de jueves que una mano derecha empezaba a abrazar a otra mano derecha. Ambas diferentes, ambas complementarias.
Él recuerda que en aquellas tardes de adulterio su mano izquierda recorría el fondo de la piel de ella.
La mano izquierda de ella recorría las líneas de las costillas y la espalda a él.

Una mano sube por un cuello, sube y sigue subiendo, arranca una cabeza y la lleva al cielo.
Éxtasis!!
Otra mano se aferra a un pedazo de piel y le clava las uñas con fiereza, para que no la puedan separar.
Éxtasis!!
Fue un accidente, dicen ambos.
Éxtasis!! Gritan noche y día.
Y cada tarde lloran extrañándose.

Cerraron un trato el último día de su amor: verse para amarse en silencio, a dos mesas de distancia siempre en el café donde iban juntos.