y mientras se me ocurre en mi cabeza un vaso de whisky,
pienso que la antropofagia no es tan mala,
y el canibalismo me hace acuerdo al chocolate derretido sobre un helado,
y entonces digo en mi cabeza: que me gustas
y así digo en voz alta: que te quiero comer,
y no llego a pensar nada más, solo dejo mi bestia libre,
y vuela entonces el tiempo,
y quiero que sea de nuevo el día que perdimos,
y juego a recordar:
el amor es un cúmulo de gracias y felices sueños.
virtud poder ser tuyo,
virtud que puedas ser mía...