jueves, 14 de agosto de 2008

A partir de hoy, sin tus colores.

Y en las mañanas luego de una dósis de humo gris saldré a las calles y avenidas de esta gris ciudad, y mi vida será más gris todavía. El cielo será de un gris espesísimo y el pavimento me recordará que no debo mirar hacia abajo, porque me dará vértigo su duro gris oscuro. Cuando llegue el mediodía beberé una cerveza gris casi negra pero gris de todas maneras, y la acompañaré con mucho arroz gris casi blanco pero gris igualmente. Luego del almuerzo fumaré un L&M gris casi rojo pero gris también.
Luego de dormir una siesta liviana, gris y corta, me despertaré con ganas de soñar, y más bien me enteraré que mi vida se ha tornado al blanco y negro de una manera vertiginosamente dramática. Estaré acostado pensando en ello, y -muy a mi pesar- sintiendo en los huesos haberme convertido en este tipo daltónico a los colores de la vida -de la tuya sobretodo- que han sabido contagiar la mía durante tantos años.
Y al final de todo, casi al anochecer, me daré cuenta que mi vida se ha convertido en un páramo tan desolado que me recordará a alguna vieja historia, pero esta vez sé que es muy posible que el final sea diferente, todo depende...

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