martes, 5 de agosto de 2008

Onírica en la niebla.

Entre sueños
pude ver anoche
tu cuerpo tendido
a lo largo de mi cama.
Estabas desnuda,
-desnuda el alma como alguien diría-
de crin a cola...
estabas tan dormida
que hasta me sonreían tus sueños
y yo les devolvía la sonrisa.

Esperaba tu despertar,
pero a la vez quería
que siguieras en ese estado tan pacífico
tan tuyo...

Esperaba entre otras tantas cosas
un solo beso,
que me cuente con quién estabas soñando.

Tu aliento se arremolinaba entre mis labios
y yo solamente me quedaba ahí mareandome
con el tufillo del vino
de aquella noche
de perversiones, lujuria y gloria.

Solo me hizo falta una palabra tuya...


Esta noche duermo solo.

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