Me hundo en el formol del tiempo.
De a poquito a poco
me voy volviendo viejo.
Mis arrugas se hacen cada vez más profundas
al igual que las heridas
se notan hoy más que ayer.
Perfilo hacia la punta de obsidiana
de aquél místico cuchillo
que me atravesará las entrañas
sin piedad
gloriosa
y perfectamente
regocijándose de placer sobre mi carne.
Y mi sangre estrellada en el filo negro
será la redención de todos mis pecados,
si es que hay redención, claro.
Todas las noches sueño lo mismo.
1 comentario:
un poco masoquistilla el sueñito ¿¿no cottonero??
Publicar un comentario