Ondas estéreo en su cabeza.
Sonido mono cuando un grito suena
y retumba dentro de una palpitación.
Su torrente sanguíneo se vuelve gris, lento y repugnante
cuando alguna vez logró ser fuerte, rojo y feliz.
Por fín, caigo en la cuenta
de que realmente
el amor nos hace desgraciados a todos
a los que sentimos
y a los que no.
Aquellos que alguna vez lo hicieron
hoy compadecen la suerte de los otros
y aquellos que no lo hicieron nunca
hoy envidian la suerte de tantos.
Es que es así...
cuando menos esperas
un balazo en la cabeza
un ataque al corazón
una mirada que te ciegue la luz
un flechazo puntero
una sonrisa que te alucina
y el beso...
siempre al final.
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